Estoy convencida de que todos nosotros hemos leído alguna vez un cuento en el que aparecían hadas y/o brujas, por lo que vamos a conocer un poquito más sobre esos personajes.
Lo primero que debemos saber es que tanto las hadas como las brujas provienen de la tradición oral, es decir, tienen su origen en los cuentos tradicionales. Antes de seguir tenemos que tener bien claro cuál es la diferencia entre cuento tradicional y cuento popular. El cuento tradicional es aquel que se ha ido creando a lo largo de los años por pura transmisión entre las personas; mientras que el cuento popular, cuyo autor es conocido, está en boca de todos porque se ha dado a conocer a través de los medios de comunicación. Por ejemplo, el Pato Donald es mucho más popular que Fata Morgana (hada Morgana).
Actualmente, los mass media contribuyen a popularizar determinados personajes que no serían conocidos por todo el mundo si sólo se transmitieran oralmente.
Pues bien, aunque las hadas y las brujas se materializaran a través de los relatos tradicionales, la aportación literaria puede extraer a estos personajes de sus orígenes y utilizarlos en nuevas creaciones comunicativas.
Algo importante que debemos tener en cuenta es que hada se nace y bruja se hace. ¿Qué quiere decir esto? Las hadas nacen hadas, son hadas y mueren siendo hadas. Su propia esencia es extraordinaria, por encima del bien y del mal.
En cambio, las brujas se hacen a sí mismas. Nacen mortales y, por propia voluntad, se convierten en brujas. Aprenden los secretos de brujería y para ello necesitan un maestro, su gran maestro el diablo.
Poca gente critica a un hada, siempre suelen criticar a las brujas. Sin embargo, las hadas producen tanto daño como beneficio con sus dones. Los que reciben esos dones son los que deciden si son hadas o brujas, es decir, si le hizo bien es un hada pero si le hizo mal es una bruja.
Otro aspecto interesante es que las brujas no son castigadas ni recompensadas por donar pero las brujas, en cambio, si son castigadas y juzgadas.
Según el análisis semántico de Greimas, las acciones de los cuentos se resumen en ser, saber y hacer. Así, lo más interesante del cuento tradicional sería el proceso que lleva al “llegar a ser” por parte del protagonista. En el origen del cuento el protagonista no es sino que llegará a ser. Las hadas y las brujas desempeñan un papel importante en este viaje ya que sus acciones revierten sobre los protagonistas de los cuentos, quienes por ellas sufren las transformaciones necesarias que les llevan al “llegar a ser”… bello, rey, valiente, etc. Normalmente esto ocurre en los cuentos maravillosos.
Mientras que los cuentos de hadas son siempre maravillosos, algunos cuentos de brujas no tienen nada de maravillosos.
Después de haber conocido un poco más sobre las hadas y las brujas, ahora vamos a fijarnos en el rol femenino que desempeñan. Mucha gente ha acusado al cuento maravilloso de ser machista. En este tipo de cuento, el mito de la feminidad se desarrolla en tres roles fundamentales: princesa, madre y madrastra. Aparte de estos roles también aparecen otros roles ontológicos que simbolizan la vida, el hada; y la muerte, la bruja.
La princesa se simboliza como el ser más puro, bello e inalcanzable que hay en nuestra adolescencia pero la princesa del cuento maravilloso debe descodificarse como el paradigma ideológico que canaliza nuestra transformación adulta. Después de la princesa se encuentra la reina, uno de los personajes más efímeros del relato tradicional. Cuando la reina muere aparece la madrastra, esa mujer que no es capaz de amar ni de ser amada por mucho tiempo.
Y os preguntaréis ¿dónde se sitúan las hadas y las brujas? Pues bien, las hadas están mucho más cerca de la princesa y las brujas están más próximas a la madrastra. El hada participa del ideal de lo bello, bueno y verdadero, al igual que la princesa. Y las brujas presiden la realidad de la muerte, castigan y matan.
Muchos de nosotros rechazamos la idea de que las hadas y las brujas existen. El cuento tradicional no está dirigido a los niños y, por eso, en el S.XIX estos relatos fueron depurados ya que la encarnación de lo bueno y lo malo en hadas y brujas hería la susceptibilidad del cuerpo docente.
Las hadas y las brujas deben coparticipar de nuestra infancia siempre y cuando los niños sean un elemento activo e integrante de nuestra sociedad.
Nuestra misión es crear algo nuevo a partir de los viejos cuentos recuperados y al alcance de todos.
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